CENTRO de PSICOLOGÍA, SEXOLOGÍA y LOGOPEDIA
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Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)

 

Al jugador de baloncesto "Magic" Johnson; al actor Dustin Hoffman; al multimillonario Bill Gates, creador de Microsoft; o al psiquiatra español Luis Rojas Marcos les une el hecho de que estas cuatro celebridades presentan el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, más conocido por sus siglas TDAH.

 

Desgraciadamente, la mayoría de las personas con este trastorno no sólo no pasarán a la Historia, sino que más bien la historia de su vida puede llegar a ser difícil si no se detecta y se trata a tiempo.

 

 

CONCEPTO

 

Descubierto a principios del siglo XX, el TDAH es un trastorno neurobiológico que se caracteriza por presentar tres síntomas:

1)     Hiperactividad (es decir, movimiento continuo y superior a lo esperado para la edad y el desarrollo del niño)

2)     Importantes dificultades de atención

Y 3) Impulsividad (esto es, actuar sin pensar)

 

 

PREVALENCIA

 

Según La Organización Mundial de la Salud, actualmente este trastorno afecta entre un 5 y 10% de la población mundial. Siendo más frecuente en el sexo masculino que en el femenino.

En España, concretamente, los últimos resultados señalan que entre un 5 y un 8% de la población infantil sufre este trastorno.

 

 

SÍNTOMAS

  

Como dijimos antes, los principales síntomas son la hiperactividad, la desatención y la impulsividad.

 

Sin embargo, no tienen que darse los tres síntomas a la vez; basta con que la persona, por ejemplo, presente un problema atencional fuera de los parámetros normales para diagnosticarla con el TDAH.

 

Este trastorno provoca que los niños que lo padecen tengan serias dificultades en la memorización, en las nociones temporales o en el control de los impulsos, lo que conlleva que interfiera en los aprendizajes escolares de manera significativa, por lo que es muy frecuente que su rendimiento escolar sea pobre en relación con su capacidad intelectual.

 

Cuando recogemos datos de la familia, los padres suelen indicar frecuentemente que es un niño listo, inteligente pero que es no es capaz de estudiar o le cuesta muchísimo superar los cursos.

 

Estos niños realizan un esfuerzo que no suele estar recompensado académicamente, por lo que con el tiempo se van desmotivando.

A ello le unimos que suelen ser chicos muy distraídos que con frecuencia pierden o estropean material escolar; se les olvida anotar controles o tareas; su mochila, su mesa de trabajo o su cuarto son un auténtico caos de desorden; muchos de ellos tienen problemas de conducta, lo que les acarrea frecuentes castigos y sanciones.

Todo ello repercute en su autoestima que con el tiempo se va haciendo cada vez más baja.

Nadie confía en sus posibilidades, ni siquiera ellos mismos.

 

Además, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad viene habitualmente acompañado de otras alteraciones o patologías: como ataques de ira o violencia, problemas de relaciones sociales o conductas desafiantes con compañeros, profesores o con sus propios padres.

 

 

CAUSAS

 

Respecto a la causa que lo provoca, sigue sin estar clara su etiología. Aunque cada vez son más evidentes dos causas:

 

-         La genética

-         Desorden neuroquímico en el cerebro.

 

 

DIAGNÓSTICO

 

Generalmente, antes de los 6-7 años no suele confirmarse este diagnóstico, ya que en edades anteriores es normal que los niños puedan ser inquietos o distraídos.

 

Pero ante la posibilidad de que su hija o su hijo pudiera presentar este trastorno deben ponerse en contacto con su pediatra describiéndole los síntomas que observan.

Además, es preciso que soliciten en el colegio, donde esté escolarizado, que el orientador del mismo le valore.

Otra opción es acudir a un centro de psicología privado donde realicen las pruebas necesarias para confirmar o no el TDAH.



CURSO

 

El curso de este trastorno es variable, pero crónico. Por tanto, no se puede curar.

 

Normalmente, con la llegada de la adolescencia se atenúa la intensidad de la hiperactividad. No así los problemas de atención, que suelen continuar el resto de la vida.

En cuanto a la impulsividad, de persistir en la adolescencia y en la adultez, puede acarrear serios problemas, sobre todo si la persona crece en un ambiente sociofamilar inadecuado.  De modo que estudios realizados indican que alrededor de un 50% de adolescentes y adultos con TDAH no tratados suelen desarrollar conductas adictivas a tabaco, alcohol o drogas.

 

Asimismo, son numerosos los adultos con este trastorno que al no haber recibido tratamiento suelen tener dificultades en el mantenimiento de su trabajo, problemas sociales o con sus parejas.

Los datos señalan que con frecuencia tienen trastornos de ansiedad, de conducta o de depresión.

 

 

TRATAMIENTO

 

En relación al tratamiento, comentar que a pesar de no curarse, con una intervención adecuada pueden controlarse y superarse las adversidades que conlleva.

 

La terapia es multimodal, es decir, incluye varios tipos de tratamientos. Estos tratamientos son:

 

- Terapia psicológica cognitiva-conductual dirigida al niño y entrenamiento a padres; este tratamiento será realizado por el psicólogo.

 

- Intervenciones educativas a nivel escolar; que deberán ser llevadas a cabo por el equipo docente.

 

- Por último, si el pediatra o neurólogo lo estiman oportuno, prescribir un tratamiento farmacológico.

  

Este tipo de tratamiento combinado y personalizado exige una adecuada coordinación de todas las personas implicadas: pediatra o neurólogo, psicólogo, profesorado y padres.

 

En el ámbito escolar pueden llevarse a cabo diversas actuaciones:

 

-         Por ejemplo, el profesorado debe informarse del trastorno y de las características especiales de su alumno.

 

-         En base a la valoración del informe realizado por un psicólogo privado o del orientador del centro, deberá crearse una adaptación curricular no significativa para facilitarle al niño el acceso al aprendizaje.

 

-         Pueden aplicarse algunas estrategias educativas, como: Programa de economía de fichas; establecimiento de rutinas variadas; contrato pedagógico; cambiarlo de lugar en el aula, rodeándolo de compañeros que puedan servirle de modelo, etc.…

 

En el contexto familiar, los padres pueden ser de enorme ayuda para modificar o desarrollar nuevas actuaciones.

Asesorados por el psicólogo, el neurólogo y el tutor, la familia debe seguir las pautas que les den.

 

Algunas de estas pautas son:

 

-         Informase adecuadamente del trastorno para comprender y aceptar mejor los comportamientos de su hija o hijo.

 

-         Comenzar a prestar más atención a los aspectos y comportamientos positivos, halagándolos y haciéndoselos ver. Ya que con frecuencia atendemos más a las conductas negativas o inadecuadas que a las positivas.

 

-         Si la relación entre padres-niño ha sido inadecuada a consecuencia del trastorno, empezar a compartir momentos y actividades gratificantes para ambas partes.

 

-         Si el crío es muy inquieto, debe practicar alguna actividad deportiva que le sirva para descargar energía.

 

-         Delegar el apoyo extraescolar a especialistas para evitar las malas relaciones que suele conllevar el tener que estudiar en casa con el niño.

 

-         O, por último, trabajar rutinas diarias, usar agendas escolares controladas por el profesorado y la familia; o bien, enseñarle hábitos y aplicarlos de manera constante, entre otras actuaciones.

 

 

CONCLUSIÓN

 

Puede que su hijo tenga el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, como lo tuvieron John Fitzgerald Kennedy, Walt Disney o John Lennon. Y puede que no llegue a ser tan famoso ni importante como ellos, pero con una detección temprana y un tratamiento adecuado puede llegar a ser una persona feliz y triunfar en su vida.

 

¿Hay quizás algo más importante?

 

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